MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN PARA LA NUEVA IZQUIERDA.

 

La izquierda murió el pasado 22 de mayo. Y murió de la forma más dolorosa que se puede morir en la izquierda, que es por veredicto de las urnas. Por las razones que sean, con todas las mediatizaciones que se quieran, lo cierto es que los ciudadanos han dicho que prefieren a la derecha antes que a la izquierda, con una mayoría absolutamente desconocida, tanto por lo intensa, como por lo extendida. Y donde estaba la izquierda, ahora lo queda es un solar baldío con unas pocas construcciones ruinosas, con miedo a que el próximo embate electoral acabe destruyéndolo completamente.

Pero sobre ese solar debe comenzar a erigirse inmediatamente el edificio de la nueva izquierda; sobre nuevos cimientos, con nuevos materiales, con nuevo diseño; y sobre todo mucho más preparado para acoger en su interior a los más desfavorecidos, a los trabajadores y a los pequeños empresarios que con su esfuerzo mantienen a este país, a los pobres y a los  que no tienen voz, y a todos aquellos que por uno u otro motivo son la parte que sufre más las consecuencias de un sistema que, crisis coyunturales aparte, siempre termina apretando a los mismos.

Mientras que existan estas personas la izquierda tiene que existir también, porque su existencia es una necesidad objetiva para ellos; es la última trinchera desde donde se defienden y desde los defienden cuando no pueden hacerlo sin la solidaridad de los demás. Y su mera existencia es ya un freno a los depredadores de la selva salvaje del capitalismo;  al menos les hace guardar las apariencias.

Y no puede volver a caer en los errores del pasado; los líderes de la izquierda deben evaluar suficientemente el dato de que sean sus propios defendidos los que los repudien y se entreguen sin ambages en manos de aquellos de quien en teoría tenían que ser defendidos. Es un dato terrible desde el punto de vista no sólo político, sino también sociológico y moral. Y hay que sacar consecuencias: el edificio que se erija sobre las ruinas actuales debe de construirse teniendo en cuenta lo ocurrido. Y, para que se construya sobre bases más sólidas que las anteriores, se necesitarán nuevos materiales de construcción tales como:

1º.- No se puede renunciar a los postulados ideológicos por cuestiones electorales. No se trata de defender el inmovilismo ideológico o la ortodoxia y la pureza de la idea a todo trance. Aquí nadie es perfecto, ni es previsible que haya nadie que lo sea en el futuro, y se pueden y se deben cambiar los postulados ideológicos cuando ello sea consecuencia de una reflexión estratégica sobre la mejor forma conseguir una sociedad más justa. Pero lo que no es de recibo es que se renuncie a las propias convicciones por aumentar las expectativas electorales; porque tras esa renuncia primera, llegarán todas las demás y terminará ocurriendo como en estos momentos: que la izquierda se ha convertido en una caricatura de la derecha. A veces será mejor no estar en el poder ni en las instituciones antes que prostituirse ideológicamente para conseguirlo, porque en ese momento, ya no seremos políticos que luchamos por los demás, sino prostitutas que podemos terminar vendiéndonos a los demás o, lo que es peor, vendiendo a los demás.

2º.- Hay que recuperar la comunicación con la sociedad. Otro motivo de reflexión para los líderes políticos es de los crecientes movimientos ciudadanos de protesta que están proliferando en España y en todo el mundo, y que lo están haciendo al margen o incluso con rechazo a los partidos. Da que pensar que los ciudadanos repudien a organizaciones que en teoría están para defender sus intereses. El problema es que con independencia de que los ciudadanos puedan llevar razón en los motivos que fundamentan su repudio a los partidos, la existencia de los mismos es, de momento, necesaria porque teóricamente constituyen los vehículos de conexión entre los ciudadanos y los poderes públicos.

Por tanto, deben arbitrarse mecanismos estructurales y coyunturales para recuperar esa comunicación partido-sociedad y, lo que es más importante, para que la misma no se pierda porque esos mecanismos lo impidan de forma objetiva y permanente.

En esta cuestión quizás deban reforzarse los mecanismos asamblearios, y adoptar medidas que modifiquen situaciones a las que no se debería haber llegado. En este sentido, tengo la impresión de que, aunque probablemente no sea el único, una de las causas que más han provocado el distanciamiento entre los partidos y la sociedad ha sido la de la excesiva profesionalización de la política.

Es cierto que esta profesionalización fue iniciada en su momento por la propia izquierda; al menos en lo que se refiere a la política municipal, pero también lo es que hoy día es moneda común que cualquier concejal que ejerza funciones de gobierno, y que cualquier militante que ejerza funciones relevantes dentro del partido en el poder, de una u otra manera perciban una retribución por ello con cargo al erario público. Esto, que a priori es algo que no tendría porqué influir en la permeabilidad de los partidos, tiene el efecto secundario de que sí influye, y lo hace mucho y mal. En primer lugar, y no es ninguna tontería sino todo lo contrario, porque rompe el concepto romántico de la militancia de izquierda, que precisamente hace mucho para que no se rompa esa comunicación permanente con la sociedad. En segundo lugar porque al final los partidos terminan dividiendo sus militantes entre los que son profesionales de la cosa y los que no lo son; y generalmente  estos últimos terminan quedándose solos ocupando el partido, no ya como vehículo de comunicación social sino como vehículo electoral. Otro efecto colateral viene producido por la cuantía de las retribuciones que se perciben: Yo creo que los cargos públicos que deban estar retribuidos, deben estar muy bien pagados para asegurarnos siempre que con nosotros estarán los mejores, pero ocurre que si esta filosofía se aplica a la situación actual, en la que la profesionalización de la política es la norma general, nos encontraremos a unos cargos públicos, que ya no son los mejores sino que son todos, percibiendo las retribuciones correspondientes a los mejores, lo que fomenta el arribismo de los mediocres y los burócratas y el apartamiento de los que están en lo política por ideales; provocando a su vez el rechazo ciudadano.

Otra regla sagrada para recuperar esa comunicación entre el partido y la sociedad, es la de mantenernos alejados de políticas clientelistas; y no sólo por razones morales, que ya serían más que suficientes, sino porque aunque a corto plazo las políticas clientelistas (enchufismo incluido) pueden proporcionar réditos electorales, a medio plazo terminan produciendo el descrédito social de la organización que la practica, que probablemente termine siendo abandonada incluso por muchos de los beneficiarios de ese clientelismo.

3º.- La izquierda tiene que ser paneuropea. Es un ingenuidad pensar que en el mundo en el que  vivimos, en el que se han realizado verdaderas cesiones de soberanía a las instituciones europeas, el movimiento de izquierda pueda estar fragmentado en Estados, regiones e incluso campanarios: Si realmente se quiere transformar la sociedad, hay que llegar y ocupar las instituciones europeas, porque de poco servirá que, por ejemplo, se desarrollen políticas económicas expansivas si el Banco Central Europeo sigue siendo el reducto de unos pocos tecnocrátas que provienen del mundo de la banca y que volverán al mundo de la banca  cuando acaben sus funciones. Si no se ocupan estas instituciones, ellas terminarán llamando a capítulo a los gobernantes para ponerlos de rodillas y exigirles sumisión, como desgraciadamente hemos tenido ocasión de comprobar en tiempos recientes.

Pero este paneruopeísmo tiene que nacer y desarrollarse desde las bases aprovechando las redes sociales y otros instrumentos, para que se creen mecanismos de solidaridad que sean capaces de superar los egoísmos nacionales: a nivel europeo no hay nada más deprimente que ver a los parlamentarios europeos votando casi siempre en función de los países a los que pertenecen y no en función de la ideología por la que cada uno ha sido elegido; probablemente en el cortoplacismo electoral sea mejor alternativa votar en función de la primera opción, pero el resultado a largo plazo es una Europa de mercaderes cada vez más insensible hacia las necesidades sociales y cada vez más calada por los postulados de un  capitalismo neoconservador, absoluta y cruelmente darwiniano.

 

4º.- A las instituciones se llega para conquistarlas y para utilizarlas como instrumentos de transformación social. No es de recibo que después de 8 años de gobierno socialista la estructura económica española sea exactamente la misma que antes de esos  8 años. Los ricos de ahora siguen siendo los ricos de antes y los pobres de ahora siguen siendo igual de pobres que antes, con independencia de crisis más o menos coyunturales o de que la pensiones sean un poco más altas o un poco más bajas. No vale sólo con llegar, instalarse y gestionar con mayor o menor eficacia. Para eso no hace falta la política ni la democracia, ni elegir entre izquierdas y derechas: se convocan unas oposiciones y se provee la plaza y nos ahorramos un montón de dinero, tiempo, disgustos y enfrentamientos. A las instituciones se llega para usarlas en favor de la transformación social y no para que te usen mediante el recurso de acomodarte en el cargo y ver como pasa el tiempo sin meterte en líos para que no te echen. Y no hace falta ir a las alturas para este tipo de cosas, baste solamente en pensar en la enorme capacidad de actuación transformadora que reside en las potestades municipales de planeamiento urbanístico, para hacernos una idea de lo que estoy diciendo.

 

5º.- Finalmente y sobre todo, hay que hacer un enorme trabajo de concienciación social. Es mucho más importante calar en la sociedad, impregnándola de los principios de la izquierda, que ganar unas elecciones. Y aunque sea un tópico y la persona que lo dijo no sea precisamente un prototipo de la izquierda que uno desea, sí viene al caso citar aquella famosa frase de Edward Kennedy, cuando le dijo a los americanos que no debían preguntarse qué podría hacer su país por ellos, sino que podrían hacer ellos por su país. En este sentido es claro que la profundidad de las reformas sociales que debería acometer la nueva izquierda no deberían acometerse desde exiguas minorías parlamentarias, ni siquiera sólo desde amplias mayorías parlamentarias, sino desde un amplio consenso social, amparado en una ciudadanía militante, que se sienta partícipe del cambio social y no sólo beneficiario o damnificado por el mismo.

Probablemente alguna de las personas que lean este artículo pensarán que hay mucho de utopía en él. Y, sinceramente, no sé si lo hay o no, pero lo que parece que está claro es que después de años de socialdemocracia, después de años de keynesismo, seguimos donde estábamos, solo que algunos en Europa y en América vivimos algo mejor y por eso creemos que estamos en un mundo feliz. Pero no podemos olvidar que estamos viviendo un espejismo aislado, que la realidad mundial es muy otra y que más tarde o más temprano terminará haciéndonos despertar de este mundo feliz si no somos capaces de terminar construyendo esa sociedad más justa, para la que, desde la infinita modestia de este blog, ya se  están aportando materiales.

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25 respuestas a MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN PARA LA NUEVA IZQUIERDA.

  1. Antonio dijo:

    Yusta, creo que todo es mucho más sencillo. No creo ni que haya muerto la izquierda ni que haya renacido la derecha. El común de los mortales pasa de ideologías y lo único que le preocupa es que no le toquen el bolsillo. Ya lo decía Jarcha hace unas cuantas décadas: Su pan, su hembra y la fiesta en paz. Y no es más que eso. En España se ha castigado a ZP y al PSOE por los 5 millones de parados. El PP no ha hecho mérito alguno para conseguir el granero de votos del pasado domingo. Saludos y felicidades por tu blog.

  2. ROQUE ALBÍN dijo:

    Magnifico e ilustrado resumen de esperanza, de futuro,seguiremos en el empeño hasta dejarnos la piel por la LIBERTAD,LA DEMOCRACIA.

  3. Manolo Martín dijo:

    De acuerdo con Albin. Buen artículo José Aurelio, mantenernos cruzado de brazos viendo volar las cenizas es lo que mas desea la derecha.

  4. Marisa Omist López dijo:

    Comparto en la totalidad tus cinco puntos identificados como materiales de construcción de una nueva izquierda. En estas elecciones se ha visualizado de una forma excepcional el sentir de un pueblo, indignado, que comienza a despertar de un estado de letargo demasiado largo y que ya hace tiempo comenzaba a transformar sus necesidades en quejas. La izquierda debe reeducarse a todos los niveles, reflexionar sobre su hacer pasado y comenzar con garra, entusiasmo y esperanza un futuro inmediato, que como bien dices pasa por permitir que a través del movimiento asambleario las personas afiliadas eligan a las personas que los representen, y dejarnos de decisiones a dedo y por aclamación sin respaldo global, así como una formación periódica que enseñe a las personas a ser verdaderas políticas/os con capacidades y habilidades para poder llevar a cabo esa transformación tan necesaria y dificil de realizar. Se ha fallado principalmente en la gestión, por perdida de visión total de lo que verdaderamente es hacer política……….Continuaría pero no me quiero hacer pesada. Un besote.

    • Muchas gracias Marisa, Cuando hablaba de hacer que la gente regresara pensaba, entre otras personas, en tí

      • Marisa Omist López dijo:

        En ello estoy amigo Yusta, pero tienen que cambiar mucho las cosas, con un buen equipo de personas competentes no tengo ninguna duda….. sin ello, dificilmente.

      • Es cuestión de estar expectantes, y ver si los que tienen que ser valientes llegan a serlo o se quedan discutiendo si son galgos o podencos

  5. Juan Ignacio Tomico Santos dijo:

    Muchas gracias Yusta, hay que acopiar esos materiales para volver a creer que la sociedad puede llegar a ser mas justa y hay que abandonar esas «malas prácticas en la política» que tan certeramente identificas en tu artículo.
    Me quedo con esta reflexión que creo es la clave del exito utópico:
    Las reformas sociales tienen que estar «amparadas en una ciudadanía militante, que se sienta partícipe del cambio social y no sólo beneficiario o damnificado por el mismo».

    • Juan, viniendo de tí esos elogios me enorgullecen doblemente, porque sabes que te aprecio en lo que vales, tanto como persona como profesional con visión estratégica de lo que deben ser las cosas

  6. Francisco J. Perez Ramblado dijo:

    Enhorabuena Aurelio. Reconforta saber que, con gente como tu, no todo está perdido. Yo también firmaría tu artículo. Un abrazo y gracias!

  7. Jose Cardenas dijo:

    Excelente se echa en falta estos articulos, estas reflexiones ante tanta mediocridad.

    • Muchas gracias, ahora lo que hace falta es que, como decimos los bu`rócratas, «surta efecto»

      • CARLOS M. MENENDEZ RORIGUEZ dijo:

        Amigo Yusta,si nosotros, con esas reflexiones (Las cuales
        comparto en toda su extension) fuesemos capaces, y creo que lo somos, de no sentarnos con la paciencia, para ver al
        cadaver de nuestro enemigo pasar, otro gallo nos cantaria.
        NO CAMBIES NUNCA, UNABRAZO
        CARLOS

      • Querido amigo Carlos: Sin prisas, sin pausas y sin perder el Norte.
        No cambies tú tampoco, que eso sí sería una pérdida gorda

  8. Agustín Medina dijo:

    Estimado Yusta, igual no me recuerdas, he tenido la suerte de leer tu árticulo, y más allá de estar o no deacuerdo en el contenido de tu magnífico escrito, lo que si es cierto, es que es absolutamente necesario hacer las reflexiones que planteas y seguramente otras muchas.
    como eso del «socialismo europeo», mundial, diría yo, en fin, fantástica tus reflexiones, que hacen pensar y movilizan ideas, cuestiónes sin las que la izquierda no existirá.
    un saludo y salud

    • Claro que te recuerdo, Agustín tu eres de la gente de Gibraleón, y te agradezco tus comentarios, que me animan a seguir, aunque espero que se apunte mucha más gente como tú. Entre todos tenemos que lograr que toda esa energía que, bajo mi punto de vista, se está perdiendo en Sol, en la Plaza de Cataluña y en toda España, se polarice y se canalice en una verdadera fuerza con capacidad para regenerar esta sociedad, pero para eso, lo primero que tienen que hacer los partidos de izquierda es merecerse a toda esa gente y, sinceramente, hasta ahora lo que he visto son ganas de ganarselos (valga la redundancia), pero no ganas de merecérselos.
      En fin, que palante

  9. Luis Lorenzo dijo:

    Con esos materiales de construcción, que esbozas en tu artículo, son lo que prima para la construcción de la verdadera izquierda, donde todos los que compartimos ideales contigo veamos un nuevo resurgir con una fuerza imparable (sigue así que la sociedad necesita gente como tú)

  10. David LLanes dijo:

    El articulo es un lujo, con un análisis detallado de la situación; si yo fuera un alto dirigente de la izquierda española tomaría lapiz y papel y me haría un resumencito pa empezar a enmendar lo que parece que tiene poco arreglo. No obstante, estoy muy de acuerdo con el comentario de Antonio (y con la cancion de Jarcha), triste pero cierto. Es como sucede con los documentales de la 2, todo el mundo los ve pero al final quien es lider de audiencia es la telebasura de los corrillos de Belenes Esteban y Jorge Javieres porque lo ponen facil. Pensemos un poco más, sacrifiquemosnos y seamos solidarios coño!!

  11. Pilar Gómez dijo:

    Que buen análisis y reflexiones de lo que debería ser la verdadera política de izquierda y cuanta verdad en todo lo que dices y convencida de que ese es el camino para paliar las desigualdades de un mundo global tan injusto. Te felicito de corazón y te seguiré leyendo, porque me encanta como lo haces

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